Nos quitaron tanto que nos quitaron hasta el miedo
El ocho de marzo marchamos. El ocho de marzo cientos de miles de mujeres nos vestimos de negro, morado y verde juntas. Antes de llegar nos juntamos un grupo de mujeres de diferentes generaciones y todas allí por la misma razón, con el mismo problema y con el mismo objetivo. En camino al Monumento de la Revolución se veían los monumentos completamente cubiertos, si nos protegieran así no creo que estaríamos dónde estamos, pero allí vamos. Había amenazas que iban aventar acido hacía las mujeres, entre otras cosas. El estar allí nos hacía más vunerables a ser una vez más victimas hacía la violencia, si daba miedo estar allí pero daba aún más miedo él porque estabamos todas presentes. Al llegar el primer caterlón que leí fue "Nos quitaron tanto que nos quitaron el miedo" y fue así como confirme que era allí dónde tenía que estar y en ningún otro lugar.
Que retiemblen sus centros la tierra
Y que retiemblen, la ciudad era color morado, literal. Con la ciudad llena de las jarcandas y sus mujeres alzando la voz y sus banderas por todas esas voces que ya no están. Al gritar juntas y fuerte "El que no brinca es macho" se sentía el suelo temblar, igual así que tiemblen todos aquellos que nos han hecho daño, todos los que nos han desaparecido. Ya no tenemos miedo, ya estamos hartas, ya somos valientes, ya somos fuertes. No somos una, no somos cien, pinche gobierno cuéntanos bien.
Ella no e callaita
Yo y ella y todas venimos a marchar porque tú ya no puedes, hermana esta es tu manada. Tu manada no es callaita grita por ti y por tu justicia, por tu paz que te robaron, por tus sueños de los que te despertaron, por el amor que no te dieron y por tu cuerpo que no respetaron. Estamos aquí por ti y por todas marchando por que no habrá ni una sola más.
El color morado es el color más fuerte
Me quedó claro que el color morado es el más fuerte. Que no solo se pinto en la ciudad si no en las redes sociales. Al ver a todas esas mujeres unidas en todos lados del mundo fue lo más bonito que pude ver antes de apagar mi cel cuando dieron las diez, que yo como todas las que ya no están, no estaré el día nueve, nadie me va a ver.
Sola pero acompañada
Lo primero que hice al despertar no fue servirme un café, me asome a mi balcón a ver las calles sin ninguna sola mujer. Así se veía en la hora pico hombres y hombres y solo hombres. Me sentía sola pero sabía que estaba sola y acompañada, todas en las mismas, desaparecidas igual que ellas. No podía hacer nada, no debía hacer nada como ellas no lograron hacer. Me puse a leer, a escribir de mí, de ella, de todas. Después de un largo día de ser una mujer a la cama me fui en busca de mis sueños. Ha dormir en paz mujeres, descansen bien que la batalla aún no ha terminado y nos necesitamos de una a la otra con bien. Nos necesitamos dulces y muy fuertes.
Duerme tranquila niña inocente, sin preocuparte del bandolero, que por tus sueños dulce y sonriente vela tu amante carabinero.
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